Mira La Casita Encantada


La recursividad de algunas personas, en ocasiones, causada por la necesidad, nos asombra y pone a reflexionar acerca de las miles de cosas, que el ser humano es capaz de hacer y de la utilidad, que le podemos dar, a los desechos que todos los días resultan de en nuestros hogares. 


En el Salvador, vive doña María; una mujer pujante, que al verse sin techo en donde recostar su cabeza, se propuso a la tarea de elaborar una casa; debido a sus pocos recursos económicos, la señora tuvo que echar mano de las botellas plásticas de gaseosa que por mes y medio, recogió con sus amigos y algunos que no lo son.

La solidaridad de las persona que la conocían, no se dio a espera, ya que le ayudaron a completar las paredes de los diez metros cuadrados que forman su casa; comenta doña María. 

Pues bien, no solo le sirvió de refugio, sino que por su belleza, miles de visitantes se sintieron atraídos; Y ella con alegría, hospitalidad y una gran sonrisa, los recibe con la frase, “Bienvenidos a mi casita, que es la casita encantada”; letrero que con orgullo, posó en la entrada de su casa, elaborado también con botellas plásticas pero de menor tamaño.

No solo elaboró las paredes con botellas plásticas, sino que se esmeró por decorarla con su estilo quien poco a poco pintó cada botella. Con la ayuda de varas de bambú, logró sostener las botellas que hacen parte de las paredes; además, el piso fue elaborado con las tapas plásticas de las botellas.


El interior de la casas, alberga una mesa con dos floreros, y una hamaca, donde duerme cómodamente. La construcción duró tres meses, en los cuales doñas María, trabajó desde primera hora, hasta llegada la noche, narró doña María a la AFP



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